La cirugía transoral robótica aplicada al SAHS es el tratamiento más eficaz y seguro. El tratamiento quirúrgico más eficaz y menos invasivo para combatir el síndrome de la apnea del sueño que permite prescindir del uso de la CPAP en la mayoría de los casos seleccionados.
A través de una cirugía podemos acabar con los ronquidos para mejorar la calidad de vida del paciente y de su pareja.
El Síndrome de Apneas e Hipopneas Obstructivas del Sueño (SAHS) es uno de los trastornos del sueño más prevalentes en la población. Tiene unas consecuencias fisiopatológicas que producen una disminución evidente de la calidad de vida del paciente y conlleva un mayor riesgo de sufrir accidentes de tráfico y otras causas de muerte.
Se estima que el 25% de los hombres y un 15% de las mujeres mayores de 50 años padecen SAHS. En España en concreto, se calcula que hay aproximadamente 2 millones de personas con SAHS sintomático, y tan sólo entre el 5 y el 9% de esta población ha sido diagnosticada.
La prevalencia del SAHS es similar a la de personas afectadas por la diabetes tipo I y duplicada a aquella aquejada de asma severo. La apnea obstructiva del sueño es, por tanto, un problema con gran repercusión médica y social con una prevalencia que va en aumento. Además, se ha demostrado que los pacientes sin diagnosticar consumen el doble de los recursos sanitarios que aquellos diagnosticados y correctamente tratados.
El Consenso español publicado en 2005 define el SAHS como un cuadro de somnolencia excesiva, trastornos cognitivo-conductuales, respiratorios, cardíacos, metabólicos o inflamatorios secundarios a episodios repetidos de obstrucción de la vía aérea superior durante el sueño.
Estos episodios se miden con el Índice de Alteración Respiratoria (IAR) o de Apneas/Hipopneas (IAH). Un IAR > 5 asociado a síntomas relacionados con la enfermedad y no explicados por otras causas, confirma el diagnóstico. El IAR se define como el número de apneas, hipopneas y microdespertares por hora de sueño.
Durante el sueño se repite muchas veces el mismo ciclo: sueño, apnea hipopnea, cambios gasométricos, despertar transitorio y fin de la apnea-hipopnea.
Los microdespertares repetidos son responsables de la fragmentación del sueño que da lugar a la mayoría de las manifestaciones neuropsiquiátricas como la excesiva somnolencia diurna (ESD), trastornos de la conducta y la personalidad.
Con frecuencia, las personas que sufren el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño presentan una disminución de la libido o impotencia, refieren despertares con sensación de asfixia y la pareja suele relatar con preocupación los episodios de apneas- hipopneas durante la noche de las que ha sido testigo.
Mientras que en los sujetos sanos la vía aérea permanece estable, en los pacientes con SAHS se produce un colapso. Estos cambios se deben a tres factores diferentes:
La cirugía robótica transoral (TORS, por sus siglas en inglés) fue inicialmente introducida por el Profesor Bert O’Malley para el tratamiento del cáncer de orofaringe.
Pero es en realidad el Profesor Claudio Vicini en el año 2010, quien describe el primer caso indicado en el tratamiento del SAHS . Desde entonces se han descrito varias series de pacientes con excelentes resultados.
La cirugía robótica, a través del sistema Da Vinci , es un procedimiento mínimamente invasivo que ofrece una solución eficaz, sin cicatrices y con menor estancia hospitalaria para la apnea del sueño. En diversas publicaciones presenta una tasa de éxito del 80% en pacientes con apnea moderada y severa.
El tratamiento quirúrgico resulta una solución cómoda y segura para el Síndrome de la Apnea Obstructiva del Sueño, especialmente para pacientes que ya han probado otros tratamientos no invasivos, como la CPAP, sin acabar de mejorar su calidad de vida al estar sometidos a las limitaciones y las incomodidades que supone dormir conectado a una máquina.
Con los recientes avances en medicina robotizada se han desarrollado procedimientos quirúrgicos cada vez menos agresivos que permiten en muchos casos curar a estos pacientes y en otros casos disminuir la severidad de su enfermedad.
La cirugía transoral robótica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva mediante la utilización de micro instrumentos que reducen en gran medida el tamaño de las incisiones practicadas en la piel del paciente. En ocasiones ni siquiera hace falta realizar ninguna incisión operando al paciente a través de orificios naturales como la boca.
Cada vez son más las posibles aplicaciones de esta técnica quirúrgica que está revolucionando diversos campos de la medicina, alcanzando puntos de nuestro organismo y niveles de manipulación nunca vistos.
Es el sistema quirúrgico más avanzado del mundo, siendo el primer robot destinado a la cirugía médica.
Fue desarrollado por la empresa Intuitive Surgical y aprobado en el año 2000 por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos. Desde entonces, más de 5 millones de procedimientos quirúrgicos realizados con éxito avalan el potencial de la cirugía robótica en múltiples campos de la medicina.
El robot quirúrgico Da Vinci consta de una consola ergonómica desde la que el cirujano opera sentado y normalmente situada en el mismo quirófano. Al lado del paciente se sitúa la torre de visión (compuesta de por controladores, vídeo, audio y proceso de imagen) y el carro quirúrgico que incorpora tres o cuatro brazos robóticos interactivos que se controlan desde la consola. En el extremo de cada brazo se acoplan las distintas herramientas a utilizar: desde bisturís o tijeras hasta la sutura final.
El cirujano maneja con manos y pies los brazos del robot, teniendo una visión tridimensional y aumentada que permite operar con una mayor precisión y seguridad.
El robot sigue los movimientos de los dedos y las muñecas del cirujano, guiando así en tiempo real cada instrumento del robot. La escala de movimiento entre las manos del cirujano y el robot es variable, incrementando de forma extraordinaria la precisión y el control de los movimientos de los dedos y la mano del cirujano.
El Síndrome de Apneas e Hipopneas Obstructivas del Sueño (SAHS) es uno de los trastornos del sueño más prevalentes en la población. Tiene unas consecuencias fisiopatológicas que producen una disminución evidente de la calidad de vida del paciente y conlleva un mayor riesgo de sufrir accidentes de tráfico y otras causas de muerte.
Se estima que el 25% de los hombres y un 15% de las mujeres mayores de 50 años padecen SAHS. En España en concreto, se calcula que hay aproximadamente 2 millones de personas con SAHS sintomático, y tan sólo entre el 5 y el 9% de esta población ha sido diagnosticada.
La prevalencia del SAHS es similar a la de personas afectadas por la diabetes tipo I y duplicada a aquella aquejada de asma severo. La apnea obstructiva del sueño es, por tanto, un problema con gran repercusión médica y social con una prevalencia que va en aumento. Además, se ha demostrado que los pacientes sin diagnosticar consumen el doble de los recursos sanitarios que aquellos diagnosticados y correctamente tratados.
El Consenso español publicado en 2005 define el SAHS como un cuadro de somnolencia excesiva, trastornos cognitivo-conductuales, respiratorios, cardíacos, metabólicos o inflamatorios secundarios a episodios repetidos de obstrucción de la vía aérea superior durante el sueño.
Estos episodios se miden con el Índice de Alteración Respiratoria (IAR) o de Apneas/Hipopneas (IAH). Un IAR > 5 asociado a síntomas relacionados con la enfermedad y no explicados por otras causas, confirma el diagnóstico. El IAR se define como el número de apneas, hipopneas y microdespertares por hora de sueño.
Durante el sueño se repite muchas veces el mismo ciclo: sueño, apnea hipopnea, cambios gasométricos, despertar transitorio y fin de la apnea-hipopnea.
Los microdespertares repetidos son responsables de la fragmentación del sueño que da lugar a la mayoría de las manifestaciones neuropsiquiátricas como la excesiva somnolencia diurna (ESD), trastornos de la conducta y la personalidad.
Con frecuencia, las personas que sufren el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño presentan una disminución de la libido o impotencia, refieren despertares con sensación de asfixia y la pareja suele relatar con preocupación los episodios de apneas- hipopneas durante la noche de las que ha sido testigo.
Mientras que en los sujetos sanos la vía aérea permanece estable, en los pacientes con SAHS se produce un colapso. Estos cambios se deben a tres factores diferentes:
Durante la fase no REM del sueño se produce una hipotonía en la musculatura dilatadora de la faringe: en los pacientes con apnea del sueño se produce un colapso de la vía aérea tanto en inhalación (colapso dinámico) como en exhalación (colapso estático).
Descenso de la función ventilatoria, capacidad pulmonar y respuesta
ventilatoria a la hipoxia: el colapso produce una hipoxemia e hipercapnia que es detectada por el Sistema Nervioso Central produciéndose despertares como mecanismo defensivo para mantener una respiración adecuada. Este estado continuo de hipoxemia, hipercapnia y despertares conlleva una serie de severas consecuencias clínicas.
Factores anatómicos: los pacientes con SAOS suelen presentar condicionantes anatómicos que contribuyen al cierre de la vía aérea, como tener un velo del paladar redundante, hipertrofia amigdalar o en la base de lengua.
La cirugía robótica transoral (TORS, por sus siglas en inglés) fue inicialmente introducida por el Profesor Bert O’Malley para el tratamiento del cáncer de orofaringe.
Pero es en realidad el Profesor Claudio Vicini en el año 2010, quien describe el primer caso indicado en el tratamiento del SAHS . Desde entonces se han descrito varias series de pacientes con excelentes resultados.
La cirugía robótica, a través del sistema Da Vinci , es un procedimiento mínimamente invasivo que ofrece una solución eficaz, sin cicatrices y con menor estancia hospitalaria para la apnea del sueño. En diversas publicaciones presenta una tasa de éxito del 80% en pacientes con apnea moderada y severa.
El tratamiento quirúrgico resulta una solución cómoda y segura para el Síndrome de la Apnea Obstructiva del Sueño, especialmente para pacientes que ya han probado otros tratamientos no invasivos, como la CPAP, sin acabar de mejorar su calidad de vida al estar sometidos a las limitaciones y las incomodidades que supone dormir conectado a una máquina.
Con los recientes avances en medicina robotizada se han desarrollado procedimientos quirúrgicos cada vez menos agresivos que permiten en muchos casos curar a estos pacientes y en otros casos disminuir la severidad de su enfermedad.
La cirugía transoral robótica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva mediante la utilización de micro instrumentos que reducen en gran medida el tamaño de las incisiones practicadas en la piel del paciente. En ocasiones ni siquiera hace falta realizar ninguna incisión operando al paciente a través de orificios naturales como la boca.
Cada vez son más las posibles aplicaciones de esta técnica quirúrgica que está revolucionando diversos campos de la medicina, alcanzando puntos de nuestro organismo y niveles de manipulación nunca vistos.
Es el sistema quirúrgico más avanzado del mundo, siendo el primer robot destinado a la cirugía médica.
Fue desarrollado por la empresa Intuitive Surgical y aprobado en el año 2000 por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos. Desde entonces, más de 5 millones de procedimientos quirúrgicos realizados con éxito avalan el potencial de la cirugía robótica en múltiples campos de la medicina.
El robot quirúrgico Da Vinci consta de una consola ergonómica desde la que el cirujano opera sentado y normalmente situada en el mismo quirófano. Al lado del paciente se sitúa la torre de visión (compuesta de por controladores, vídeo, audio y proceso de imagen) y el carro quirúrgico que incorpora tres o cuatro brazos robóticos interactivos que se controlan desde la consola. En el extremo de cada brazo se acoplan las distintas herramientas a utilizar: desde bisturís o tijeras hasta la sutura final.
El cirujano maneja con manos y pies los brazos del robot, teniendo una visión tridimensional y aumentada que permite operar con una mayor precisión y seguridad.
El robot sigue los movimientos de los dedos y las muñecas del cirujano, guiando así en tiempo real cada instrumento del robot. La escala de movimiento entre las manos del cirujano y el robot es variable, incrementando de forma extraordinaria la precisión y el control de los movimientos de los dedos y la mano del cirujano.